Lástima de Leono, que no pudo impartir la sabia filosofía de su Espada del Augurio, y enseñarle al mundo a ver más allá de lo evidente. Hoy, la mayoría no lo hace, y al parecer tampoco con lo que escucha. La música "exitosa" de hoy en día es una más cerebral, capaz de romper las restricciones de los gustos con altas dosis de márketing consumista. Productos pasan, uno tras otro, en este mundo apresurado. Mientras que en los 90's ploriferaron las
Boy Bands, y por donde levantaras una roca aparecía una nueva sensación de muchachos que alborotaban las hormonas de las féminas con sus sonrisas de modelos y sus bailes coreografiados de laboratorio, hoy.... es casi lo mismo.
Adiós a la fiebre Jonas, denle paso a Justin Bieber, el nuevo párvulo engreído de las masas. Cabello rubio semilargo, una sonrisa infantil y canciones de ritmos repetitivos son sus grandes armas, con las que conquista el mercado musical de hoy. Quise saber el motivo de tanta histeria, del chiquillo que deja una estela de gritos eufóricos y fans desmayadas a su paso. Busqué el vídeo de "Baby", la canción que ha logrado colocarse cómodamente en el tope de varios ránkings alrededor del mundo. Es merecedora de varios aplausos: fantástica, un producto impecable, un ejemplo ideal de la influencia del márketing sobre la música. La canción emplea un recurso muy utilizado cuando se necesita memorizar: la repetición. Y si a ello le agregamos los encantos físicos de Bieber, las sonrisitas por doquier, los bailecitos y el ritmo lavacerebros... tenemos (parcialmente) la fórmula del éxito.
Otro factor decisivo es el contexto. Como sabemos (por experiencia) las mujeres adolescentes son propensas a perder el control ante la presencia de un hombre que cumple con sus cánones de belleza, y más aún, a la histeria colectiva. Lo que creo es que muchas de sus seguidoras se hacen quimeras (dentro de su alborotado fuero interno), creyendo que cuando su ídolo canta sus canciones, ellas son su "Baby", el objeto de su devoción.
No cabe la duda de que es su rostro e imagen infantil, la cercanía de edad que tiene con sus fans, el gatillo de su adoración. Del 100% de comentarios en la entrada de un blog que habla sobre él, el 90% están destinados a decirle "lindo" en todas las formas imaginables; 1% son detractores, y el 8% son respuestas de fanáticas iracundas que defienden a su ídolo de cera a capa y espada. Por el momento es la Hora de Justin Bieber, pero hay muchas nuevas sensaciones esperando tras él, muchas estatuas de barro que esperan sus 15 minutos de fama, que cuentan los minutos hasta que la gente (inevitablemente) lo olvide, compañías que buscar exprimir a este chico hasta acabar con su jugo y tengan que hacer moverse la larga cola que espera ansiosamente ese momento.