La Felicidad Sintetizada
Si te diera a elegir entre ganar la lotería o quedarte paralítico, ¿cuál escogerías? Esta fue la pregunta con la que comenzó su presentación Dan Gilbert, profesor de psicología de la universidad de Harvard. Esta presentación (de la cual ya había hablado en un post anterior) dura 21 minutos pero la escribiré a continuación.
Seguro no te tomo mucho tiempo responder la pregunta anterior porque supiste inmediatamente que ganar la lotería te haría feliz y ser paralítico no. Pero ¿que pensarías si te digo que al cabo de un año, tanto el paralítico como el que ganó la lotería son igualmente felices?
Nuestro simulador.
El ser humano ha desarrollado, gracias a la evolución, una parte del cerebro llamada lóbulo pre-frontal que entre otros, lo que hace es simular una situación antes de tener que vivirla y experimentarla por nosotros mismos. Ustedes al haber elegido entre la lotería o ser paralíticos, posiblemente usaron esa parte de su cerebro para imaginarse cómo terminarían estando, cómo terminarían sintiéndose y en base a eso tomaron una decisión.
Dan Gilbert y su grupo descubrió algo que ellos llaman “Impact Bias” que es “la tendencia a sobreestimar el impacto hedónico de futuros acontecimientos” o en otras palabras, es la tendencia de que el simulador trabaje mal, de que te haga creer que los diferentes resultados son en realidad más diferentes de lo que son.
Sin embargo, se a probado que pase lo que pase, ganes o pierdas un trabajo, ganes o pierdas una relación, pases o no pases un examen de ingreso a la universidad, o lo que sea, tienen mucho menos impacto y mucha menos duración de lo que las personas esperan que tengan.
Esto pasa porque los seres humanos tenemos la capacidad de sintetizar la felicidad. Los seres humanos tenemos algo que podría compararse con un “sistema inmunológico psicológico”, un sistema de procesos cognitivos, en su mayoría procesos inconscientes, que le ayudan al ser humano a cambiar su punto de vista sobre la situación donde se encuentran para que se puedan sentir mejor. Es decir, nosotros sintetizamos nuestra felicidad pero creemos que la felicidad es algo que debe ser buscado.
Un ejemplo de alguien sintetizando su felicidad:
Moreese Bickham es un señor de 75 años que acababa de salir de la cárcel después de 35 años por un crimen que no cometió y a pesar de eso, al ser liberado dijo en un periódico “No tuve ni un minuto de arrepentimiento, fue una gloriosa experiencia”.
Felicidad sintetizada vs felicidad natural.
Y claro cuando uno ve a alguien sintetizando felicidad gira los ojos y con un tono sarcástico dice “si claro, en realidad no querías el trabajo millonario que perdiste hace un año” y eso lo hacemos porque creemos que la felicidad sintetizada no es de la misma calidad que algo a lo que llamaremos “felicidad natural”. La felicidad natural es lo que tenemos cuando obtenemos lo que queremos, mientras que por el contrario la felicidad sintetizada es lo que hacemos cuando no tenemos lo que queremos. Ahora, la sociedad tiene la idea de que la felicidad sintetizada esta muy por debajo de la felicidad natural, ¿porque? por el sistema económico en el que nos movemos: ¿qué seria de ese sistema consumista en la que estamos sumergidos si la gente supiera que no teniendo lo que queremos, nos puede hacer tan felices como teniendo lo que queremos? porque cabe recalcar que la felicidad sintetizada es tan real y duradera como la felicidad con la que nos topamos al obtener exactamente lo que queríamos.
Un experimento.
Dan Gilbert nos explica un paradigma llamado “la elección libre” para demostrar mejor cómo funciona la felicidad sintetizada: a una persona le piden que califique del mejor al peor, según sus gustos, unos cuadros Monet del 1 al 6 y después le dicen que tienen un par de cuadros más, el que el sujeto escogió como 3 y 4, y además le dicen que se puede quedar con uno. La decisión será regularmente difícil pues los dos cuadros le gustaron más o menos igual pero al final elegirá el 3 porque le gusto un poco más. Después de 15 minutos o 15 días, se trae al sujeto y le preguntan qué tan feliz esta con el cuadro que eligió y él dirá que esta muy contento con su decisión y que se dio cuenta que el otro no era para nada tan bueno como ese.
Luego, Gilbert nos cuenta que su grupo hizo este mismo experimento con pacientes de memoria a corto plazo, entonces no sabían cuál cuadro era el suyo pero igualmente al volver a calificarlos, los pacientes prefirieron el cuadro con el que se supone que eligieron quedarse. Ellos realmente habían cambiado inconscientemente sus reacciones estéticas y afectivas hacia ese cuadro que eligieron quedarse.
La libertad y la felicidad.
La felicidad sintetizada es algo que a algunos les sale mejor que a otros y que algunas situaciones nos dejan hacerla mejor que en otras. Resulta que la libertad, la capacidad de decidir por algo y después quizás cambiar de opinión, es el amigo de la felicidad natural pues te deja elegir lo que quieres. Sin embargo, la libertad es a la vez el enemigo de la felicidad sintetizada. Dan Gilbert hizo otro experimento sobre esto en Harvard:
Creó un curso de fotografía para enseñarle a unos estudiantes a usar una cámara y usar el cuarto negro (donde se imprimen las fotos) y les pidieron que tomaran fotos de cosas significativas para ellos. Después de haber pasado tanto tiempo dedicándose a esas fotos, se les dijo a los estudiantes que tenían que devolver una foto “como prueba del proyecto” y que la otra foto se la quedarían. Este experimento tuvo 2 variantes: a un grupo se le dijo que en cualquier momento si cambiaban de decisión podían volver y cambiar la fotos porque todavía no la iban a enviar a otro país; mientras que al otro grupo se les dijo que tenían que tomar la decisión ya porque el avión salía en unos minutos y que nunca volverían a ver la foto.
Al final a las personas que se les dio la opción irreversible de elegir solo una foto, les pareció que la foto que eligieron era la mejor mientras que al grupo al que se le dio la opción reversible de poder cambiar al foto en cualquier momento, se quedaron deliberando “debería cambiar la foto?” “la otra era mejor?” y terminaron por no gustarle la foto con la que se quedaron. Esto pasa porque la condición reversible no conduce a una felicidad sintetizada, porque el sistema inmunológico psicológico funciona mejor cuando estamos atascados, sin ninguna alternativa.
Nuevamente Dan Gilbert explica otro experimento que se hizo con otro grupo. Les dicen que van a entrar a un curso de fotografía pero pueden elegir entre el curso en el que al final podrán elegir con que foto quedarse y cambiar de decisión cuando quieran, o pueden elegir el curso donde al final solo tendrás una oportunidad para elegir. La mayoría de los alumnos eligieron el curso donde podían cambiar de decisión en cualquier momento, es decir el curso donde al final terminarán insatisfechos con su foto pero esto es porque no saben en qué situaciones la felicidad sintetizada funciona mejor.
Conclusión.
Para finalizar, cuando se limitan nuestras ambiciones, nos lleva a trabajar con alegría; mientras que cuando no se limitan nuestras ambiciones, nos lleva a mentir, estafar, herir a otros. Cuando nuestros miedos se limitan, somos cautelosos, prudentes. Cuando nuestros miedos no se limitan, somos imprudentes y cobardes. En conclusión, nuestros anhelos y preocupaciones están siendo exageradas porque tenemos dentro de nosotros la capacidad de crear la comodidad que buscamos.