Cien años de soledad, una novela épica

Seguro deben saber que "Cien años de soledad" es la obra prima de Gabriel García Márquez, y una de las novelas más importantes y célebres de la lenguas castellenas (osea, recontra famosa), pero eso es conocimiento popular, igual que conocer la fama de Don Quijote. Muchos no han leído la novela; Preguntando en mi salón de clases, acabé por comprobar que lo previamente dicho ocurre: que solamente conocen por oído, que leyeron un poco y fue demasiado difícil, y hasta... ¡Dijeron que acabaron aburridos! increíble. Es por este motivo que hago una apreciación de esta magnífica novela aquí en el blog, para que otros se animen a leer este libro y disfruten con una obra inmortal, y los que ya lo hayan hecho, comenten y expresen si lo que creo concuerda con su propia interpretación.

Yo creo que una historia larga, para mantenerse interesante, debe mantener una musicalidad que grandes autores pueden alcanzar. El Gabo es uno de estos grandes hombres musicales. Como el nombre lo indica, la novela entera está marcada por la soledad, que los miembros de la familia Buendía y todos los que se involucran con ellos acaban por padecer, a modo de una virulenta enfermedad hereditaria. El pueblo de Macondo, un poblado supuestamente ubicado en el Caribe, pero que en realidad existe fuera de nuestra realidad mundana (y al mismo tiempo no), es un personaje más; se convierte en una moderna Babilonia, en donde viven personajes caracterizados por una enfermiza humanidad: ellos sufren, aman, sufren por su amor, parrandean, se tiran pedos, tienen sexo desenfrenado, se entregan a los vicios y los apetitos desmedidos del alma y el cuerpo, hasta colmarlos y caer en la cuenta de su terrible soledad. José Arcadio Buendía y su prole son tan reales como tú o yo, sino todavía más. Colmada de selva y el ambiente donde el Gabo vivió su infancia, Macondo acaba por ser un lugar mágico que no entiende la realidad, y acaba por ser triturado por el peso de la misma.

La soledad, la vejez y el olvido son temas recurrentes en las obras de García Márquez: expresiones que alcanzan su clímax en Cien años de soledad. Las referencias bíblicas son fáciles de identificar para un lector mínimamente minucioso, y están presentes en la novela desde el alpha y el omega de Macondo. El modo en el que el Gabo relata la lenta pero inexorable corrupción del pueblo es magistral, sobre todo el final, de proporciones épicas. Desde los días mozos de Macondo, desde las visitas de los gitanos y sus maravillas, siguiendo los desastres de la compañía bananera, las desgracias sucitadas por el amor más perverso, hasta culminar en el apocalíptico final, la novela es maravillosa: es para los amantes del romance verdadero y no de los ideales de papel, para los amantes de lo fantástico, para los amantes de las letras musicales, para los amantes de la realidad, para los amantes en general. Aunque para comprender todo el lío genealógico de los Buendía se necesita paciencia o un buen árbol genealógico, eso solo hace la novela más ineteresante. Si alguien me pidiera definir esta historia, yo diría: Es la historia de tragedia de una Babilonia mágica que no pudo con el peso de los hados. Aquellos que hayan leído, comprenderán, los que no, recomiendo hacerlo pronto. Eso sí, es melancólica en extremo, a diferencia del hilarante hidalgo de la adarga antigua. La soledad no es cosa de risa.

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